martes, 12 de febrero de 2019

Conformación histórica de la industria bancaria española



LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA :  

Entre 1856, nuestro punto de partida, y 2005, han transcurrido casi ciento cincuenta años, durante los cuales la estructura financiera española ha experimentado una transformación radical. Hoy el sistema apenas se asemeja al nacido hace un siglo y medio: más diversificado, más internacionalizado, más abierto, más concentrado, más eficiente, tal que resultaría prácticamente irreconocible para un observador tan experto como pudiera ser Francesc Cambó, ministro de Hacienda en 1921 y autor de una importantísima ley bancaria, y menos incluso para los legisladores franquistas que tras la guerra civil impusieron un estricto régimen de status quo, congelando el desarrollo del sector crediticio por más de dos décadas. Y sin embargo, también es verdad que nuestro actual sistema financiero, al ser el resultado de una dilatada trayectoria histórica, no ha perdido del todo algunos de sus elementos constitutivos. Su presente, a pesar del tiempo recorrido y de los cambios habidos, no es ajeno a su pasado. Para recordárnoslo ahí tenemos tres muestras bien patentes: dos de las entidades surgidas en 1856, los bancos de Bilbao y Santander, son hoy cabeza de poderosos grupos financieros; la Caja de Ahorros de Madrid, primera de su clase en fundarse, sigue colocada en lugar destacadísmo; y por no citar al Banco de España, la entidad emisora y centro del sistema desde 1856 o incluso desde mucho antes. Así pues, la estructura de nuestro sistema financiero, su diversidad institucional, su nivel de concentración, su posición internacional, se han ido conformando a lo largo de la historia; y su situación a principios del siglo XXI no es flor de un día, sino fruto maduro de una evolución de casi dos centurias de avances y retrocesos, de crisis, absorciones, fusiones y profundas reformas legislativas. Nuestras principales entidades de crédito, bancos y cajas de ahorros, hunden sus raíces en un pasado más o menos remo LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 22 se han producido cambios en las reglas de juego y transformaciones de fondo del sistema, consecuencias de avances y retrocesos en la vida económica del país, de manera que podemos afirmar que en cada período el sector financiero ha sido resultado de la acción conjunta de la legislación y de la evolución de la coyuntura económica. 1. Hace 150 años: 1856 La historia moderna de la banca española comienza en 1856, cuando las Cortes del Bienio Progresista sancionaron la Ley de Bancos de Emisión y la Ley de Sociedades de Crédito, dos normas diseñadas para regular el sector bancario hasta entonces ajeno a cualquier control público. La primera de ellas, una iniciativa de Ramón Santillán, primer gobernador del Banco de España, consagraba el principio de pluralidad de emisión en nuestro país; se autorizaba la apertura de una entidad de esta clase por provincia, que debían ser sociedades anónimas y tener su capital íntegramente desembolsado. Esta misma disposición cambió el nombre del Banco Español de San Fernando por el de Banco de España, que ha conservado hasta la fecha. Además de lo dicho, la trascendencia de esta Ley estribó en sus efectos, ya que a su amparo en ese año y en los siguientes se fundaron un elevado número de establecimientos. De los tres existentes (Español de San Fernando, Barcelona y Cádiz), se pasó a 21 en 1866. Los primeros en crearse fueron dos bancos andaluces, el Banco de Málaga y el de Sevilla, tras los cuales en 1857 aparecieron otros cuatro: el Banco de Bilbao, el de Santander, el de Valladolid y el de Zaragoza; después, en los años sesenta, nacieron el Banco de La Coruña y el de San Sebastián, y, en 1864, los bancos de Tarragona, Pamplona, Oviedo, Palencia, Vitoria, Santiago y el Balear; todos ellos, junto a las sucursales del Banco de España, crearon una tupida red de emisores que amplió la gama de medios de pago de la economía al promover el uso del papel moneda hasta entonces muy poco frecuente, y aumentó la oferta de servicios financieros. En tan sólo un quinquenio, la banca de emisión duplicó su volumen de activos desde los 133 a los 280 millones de pesetas y puso en circulación una cantidad creciente de billetes: de 65 millones en 1856 hasta los 134 millones en 1860. Con la segunda norma, la Ley de Sociedades de Crédito, surgieron una serie de instituciones capaces de desplegar un amplio espectro de actividades, desde el descuento y el crédito comercial a corto plazo hasta el préstamo a largo plazo y la inversión en acciones y obligaciones industriales. Puesto que apenas puso trabas para la constitución de estas sociedades, la euforia mercantil vivida durante aquellos tiempos condujo a una proliferación de entidades de crédito. En poco más de una década su número saltó de ninguna en 1855 a seis en 1856 y a 32 en 1866. En Madrid se fundaron, con la colaboración de capital francés, tres de las sociedades anónimas más grandes del país: los hermanos Péreire levantaron la Sociedad de Crédito Mobiliario Español en 1856; los Rothschild auspiciaron la creación de la Sociedad Española Mercantil e Industrial y el financiero Prost con los hermanos Guilhou promovieron la Compañía General de Crédito. No fueron las únicas, sino que en todas las regiones surgieron bancos de 23 Tabla 1. Organismos de Crédito por acciones existentes en España A 31 de diciembre de 1864 1. MADRID Banco de España (1829, 1856) Sociedad Española Mercantil e Industrial (1856) Crédito Mobiliario Español (1856) Compañía General de Crédito en España (1856) Sociedad General Española de Descuentos (1859) Banco de Madrid (1863) Crédito Ibérico (1863) Sociedad Española General de Crédito (1863) Banca de Madrid y Londres (1864) Compañía General de Crédito, Depósitos y Fomento (1864) Sociedad Central Española de Crédito (1864) Sociedad Española de Crédito Comercial (1864) 2. BARCELONA Banco de Barcelona (1844) Caja Barcelonesa (1855) Sociedad Catalana General de Crédito (1856) Crédito Mobiliario Barcelonés (1856) Caja Catalana (1856) Crédito Mercantil (1864) Crédito y Fomento de Barcelona (1864) 3. VALENCIA Sociedad Valenciana de Crédito y Fomento (1846, 1859) Sucursal del Banco de España (1858) Crédito Valenciano (1858) Caja Mercantil de Valencia (1864) Crédito Mercantil de Valencia (1864) 4. VALLADOLID Banco de Valladolid (1857) Crédito Castellano (1862) Unión Castellana (1864) Sociedad de Crédito Industrial, Agrícola y Mercantil (1864) 5. SANTANDER Banco de Santander (1857) Crédito Cántabro (1861) Unión Mercantil (1862) 6. BILBAO Banco de Bilbao (1857) Crédito Vasco (1861) Bilbaína de Crédito (1862) 7. CÁDIZ Banco de Cádiz (1846) Crédito Comercial de Cádiz (1860) Compañía de Crédito (1861) 8. SEVILLA Banco de Sevilla (1857) 9. JEREZ DE LA FRONTERA Banco de Jerez de la Frontera (1860) Crédito Comercial de Jerez (1862) 10. PAMPLONA Banco de Pamplona (1864) Crédito Navarro (1864) 11. MÁLAGA Banco de Málaga (1856) 12. HUESCA Crédito y Fomento del Alto Aragón (1864) 13. ZARAGOZA Banco de Zaragoza (1857) 14. TARRAGONA Banco de Tarragona (1864) 15. LA CORUÑA Banco de La Coruña (1857) 16. SAN SEBASTIÁN Banco de San Sebastián (1862) 17. BURGOS Banco de Burgos (1863) 18. OVIEDO Banco de Oviedo (1864) 19. PALENCIA Banco de Palencia (1864) 20. VITORIA Banco de Vitoria (1864) 21. PALMA DE MALLORCA Banco Balear (1864) 22. SANTIAGO Banco de Santiago (1864) 23. CÓRDOBA Crédito Comercial y Agrícola de Córdoba (1864) 24. REUS Banco de Reus (1863) 25. VIGO Sociedad de Crédito y Fomento de Vigo (1864) 26. LEÓN Crédito Leonés (1864) 27. ALICANTE Sucursal del Banco de España (1858) Fuente: TORTELLA (1970): La evolución del sistema financiero español. LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA / PABLO MARTÍN ACEÑA LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 24 negocios. Los hombres de empresa fueron particularmente activos en Cataluña y Valencia y allí nacieron tres de los establecimientos más destacados: la Sociedad Catalana General de Crédito, el Crédito Barcelonés y la Sociedad Valenciana de Fomento. La dedicación prioritaria de todas ellas fue la financiación del ferrocarril, el proyecto económico por antonomasia de mediados del siglo XIX. Bancos y sociedades de crédito progresaron rápidamente: incrementaron sus activos y movilizaron importantes sumas de capital. Por su interés histórico hemos querido reproducir la lista de las instituciones de crédito por acciones existente en 1864, justo antes de que comenzara la crisis que iba a arrasar con la mayoría de ellas. El período fue también activo en fundación de cajas de ahorros. Estas se crearon a impulsos de los liberales y progresistas exiliados durante el reinado de Fernando VII, quienes al regresar a España se trajeron las ideas que sobre el ahorro se fraguaban en Inglaterra y Francia. Pensaban que estas instituciones contribuirían a transformar la economía del país y a reducir las desigualdades; también servirían para enseñar a las clases trabajadoras a socorrerse a sí mismas, sin tener que depender de la caridad. Las cajas de ahorros nacieron, pues, con la finalidad de amparar y mejorar la vida de las clases más necesitadas, para aliviar su situación económica y también para promover el ahorro, que se presentaba como una virtud, como medio de previsión, como forma de autoayuda y como camino para la mejora del nivel de vida familiar. La primera norma oficial sobre cajas de ahorro es la célebre Real Orden de 3 de abril de 1835, firmada por Diego Medrano, a la sazón ministro de Gobernación, que además de definir lo que se espera de las cajas, iba encaminada a animar a los gobernadores civiles para que propusieran los medios adecuados para su fundación en cada provincia. Fruto de esta Orden, que exhibe una prosa típica del liberalismo decimonónico, fue la creación de la Caja de Madrid en ese mismo año; luego, para dar un nuevo impulso al movimiento del ahorro se publicó otra Real Orden en 1839, que supuso un verdadero llamamiento gubernamental instando a las autoridades provinciales a la creación de cajas de ahorros. Como consecuencia de esta norma se fundaron once entidades: Granada en 1839; Sagunto y Valladolid en 1841; Sevilla, Santander, La Coruña y Valencia en 1842; Barcelona en 1844; Burgos y Cádiz en 1845 y Vitoria en 1850. Y al amparo de un posterior Real Decreto de 1853 regulando de forma minuciosa el funcionamiento y la organización de las cajas, se registró una nueva oleada de fundaciones: en 1859, Sabadell; en 1863, Mataró, Málaga, Jerez y Jaén; y en 1865, Manresa. La expansión financiera de mediados del siglo XIX descrita hasta aquí llegó a su fin en 1866. Como consecuencia de una crisis económica iniciada a mediados de la década, exacerbada por un comportamiento mediocre de los ferrocarriles, cuyos ingresos y rendimientos no cumplieron las expectativas, las sociedades de crédito y los bancos de emisión se vieron superadas por problemas de liquidez y solvencia incapaces de resolver. La crisis fue terrible, una de las más graves sufrida por el sistema financiero español. En pocos años 25 entidades suspendieron pagos, se disolvieron o quebraron. Se redujo de forma drástica la circulación de billetes y descendieron el volumen de depósitos y el conjunto de los activos de bancos y cajas de 25 ahorros. El pánico se inició en Barcelona, la ciudad donde los efectos de la crisis fueron LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 26 taculares: al veterano Banco de Bilbao se le sumaron sociedades tan significativas como el Banco de Vizcaya, el Crédito de la Unión Minera y el Banco Guipuzcoano. La envergadura sin precedentes de estas nuevas instituciones se debe tanto a las cifras de su capital como a la apertura de sucursales en diferentes puntos del territorio nacional que les permitía incrementar considerablemente la captación de recursos ajenos y a la vez potenciar, de modo paralelo, la capacidad de extender crédito a terceros. Aunque los nuevos bancos mostraron interés, en principio, por colocaciones tradicionales de sus recursos -efectos a corto plazo, deuda pública, obligaciones ferroviarias-, pronto el valor de acciones de empresas industriales y de servicios supusieron un porcentaje apreciable de su cartera de inversiones. La coyuntura de principios de siglo también afectó al Banco de España. Por Ley de 13 de mayo de 1902 se reorganizó el sistema emisor en línea con las reformas financieras emprendidas por el Raimundo Fernández-Villaverde al comienzo del nuevo siglo. Su programa buscaba cortar el vínculo perverso entre un Tesoro escaso de medios y un Banco siempre dispuesto a ampliar la emisión; se trataba al mismo tiempo de dotar a éste de mayor autonomía con objeto de que asumiera las funciones de un verdadero instituto central, eje de la política monetaria y cambiaria. Aunque estos proyectos fuesen bien intencionados, lo cierto es que las reformas no lograron plenamente sus objetivos. Como se ha dicho, la etapa de la primera guerra mundial proporcionó un segundo empuje al sistema financiero. La neutralidad política colocó a la economía española en una situación de ventaja para atender las necesidades exteriores derivadas de la contienda: las exportaciones de bienes y servicios se dispararon, con lo cual se produjo un excedente en la balanza de pagos y una entrada de oro y divisas en las cuentas de las entidades de crédito, las empresas lograron beneficios extraordinarios y se apreció la peseta. Las excepcionales condiciones generadas por la contienda favorecieron un rápido proceso de sustitución de importaciones, creándose sociedades mercantiles nuevas en todos los sectores o ampliando la capacidad de las ya existentes. El sector bancario no permaneció ajeno a este movimiento: entre 1915 y 1920, el número de entidades aumentó de 52 a 91; el capital desembolsado se multiplicó por tres y los depósitos por cinco, de forma que el cociente entre esta última magnitud y la renta nacional pasó de 3,9 en 1914 a 9,8 en 1920. A los bancos de Bilbao, Vizcaya, Hispano-Americano y Español de Crédito se agregaron nuevas entidades que constituyeron en los años posteriores los seis grandes de la época. El Banco Urquijo se constituyó en 1918 sobre la base de la firma del mismo nombre; y en 1920 abrió sus puertas el Banco Central, a partir de la firma de negocios Aldama y Cía. Pero no fueron los únicos, pues en esos mismos años de la postguerra aparecen otras entidades de importancia. En 1920 se fundó en Asturias el Banco de Oviedo a partir de la firma Maseveu y Cía; y el Banco Gijonés de Crédito sobre la base de los negocios de la banca Juliana y Cía. En la plaza de Bilbao se formó el Banco Vasco en 1918. De forma similar se constituyeron entidades en Madrid: la Banca López Quesada en 1918; el Banco Sainz y el Banco Calamarte en 1920. Y en Barcelona sobre la firma Fábregas y Recaséns se crea en 1920 el Banco de Cataluña. Además de los citados aparecieron muchos otras instituciones nacidas de la desaparición de antiguas casas de banca transformadas en auténticas sociedades anónimas de crédito. 27 La crisis económica de postguerra frenó en seco este movimiento, al tiempo que puso de relieve la debilidad de muchas entidades nacidas al calor de una coyuntura extraordinaria que no podía prolongarse más allá del armisticio de noviembre del 1918. Por eso, nada más concluir la contienda, aparecieron dificultades de liquidez y solvencia en algunas de las entidades seguidas de algunas crisis sonadas como la del Banco de Barcelona, que hizo saltar las alarmas. El temor a que se extendieran las quiebras, junto al convencimiento de que las entidades de crédito, por su especial naturaleza, debían estar sometidas a alguna forma de control, aconsejó proceder a una organización del sistema crediticio, lo cual se plasmó en la célebre Ley de Ordenación Bancaria aprobada por las Cortes Generales en 1921, una norma necesaria porque según Cambó, el ministro de Hacienda firmante, “la industria bancaria…por su naturaleza no puede ser una industria absolutamente libre”. Se regulaba por primera vez al conjunto del sector. En cuanto al Banco de España, la intención de la Ley fue incrementar la intervención del Estado en el organismo al mismo tiempo que se prorrogaba el privilegio de emisión por veinticinco años; se ampliaba el capital social, se elevaba el tope de la circulación fiduciaria y se aumentaba la participación del Tesoro en los beneficios de la entidad. De mayor trascendencia fue la pretensión de los legisladores de convertir al establecimiento en un verdadero banco central, prestamista en última instancia y ejecutor de la política monetaria y cambiaria del Gobierno. La Ley incluía además normas destinadas a regular la banca privada; creaba un organismo nuevo, el Consejo Superior Bancario (CSB), y dividía el territorio nacional en una serie de zonas bancarias. Al CSB se le otorgaron una serie de facultades que iban desde fijar los capitales mínimos hasta dictar aquellas disposiciones de carácter general que se considerasen necesarias en defensa del interés público, incluyendo lo relativo a la publicación de balances y cuentas de resultados y a la regulación de las cámaras de compensación, que se establecerían como consecuencia de esta misma norma. Se estableció también el Registro de bancos y banqueros, que obligaba a la inscripción todas las entidades de crédito que deseasen formar parte del CSB y beneficiarse de las ventajas que la pertenencia a este órgano corporativo conllevara. A título informativo y para obtener una somera idea de la composición del sector bancario en ese momento, se incluye el censo de entidades inscritas en el año 1922. Por lo que se refiere a las cajas de ahorros, estas entidades continuaron al margen del sector bancario y quedaron fuera de la Ley Cambó. Su progreso fue constante durante todo el período de la Restauración. Una Ley de 1880, firmada por el entonces ministro de la Gobernación Romero Robledo, consiguió dar un fuerte impulso público a estas entidades. El Gobierno se comprometió a promover cajas de ahorros y montes de piedad en todas las provincias españolas, a procurar que cajas y montes se fusionasen y actuasen de forma conjunta y a fomentar el establecimiento de cajas escolares en los centros de enseñanza. Se registró entonces una intensa oleada de fundaciones, en la que participaron corporaciones locales (ayuntamientos y diputaciones), la Iglesia, organizaciones obreras y sindicales y también, como en el pasado, muchos particulares (miembros de la burguesía urbana, hacendados locales y nobles ilustrados). Por otra parte, la Ley de 1880 definió la naturaleza de las cajas como entidades privadas benéficas, dependientes del Ministerio de la Gobernación, pero con plena autonomía fijada por sus propios estatutos. En 1900 existían 55 cajas distribuidas por todo el país y hacia LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA / PABLO MARTÍN ACEÑA LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 28 Tabla 2. Relación de bancos y banqueros adscritos a las Asociaciones bancarias del Centro, del Norte y de Cataluña Nº orden Denominación Domicilio I. Asociación de la Banca Española del centro de España 1 Banco Central Madrid 2 Banco Urquijo Madrid 3 Banco de Castilla Madrid 4 Miqueletorena, Muguiro y Compañía Madrid 5 Alfaro y Compañía Madrid 6 Banco Español de Crédito Madrid 7 Gregorio Cano y Compañía Madrid 8 Banco Hispano Americano Madrid 9 Banco Sáinz Madrid 10 Banco Calamarte Madrid 11 D. Francisco Morana Madrid 12 D. Rodulfo de León Madrid 13 Banco de Cartagena Madrid 14 Gónzalez del Valle y Compañía Madrid 15 Rodríguez y Frade Madrid 16 D. Marcelo Muniesa Madrid 17 Bañer y Compañía Madrid 18 Corrales Heermanos Madrid 19 Banca López Quesada Madrid 20 Banco de Bilbao Madrid 21 Banco de Vizcaya Madrid 22 Banco de Madrid Madrid 23 D. James Salcedo Madrid 24 Lazard Brother y Compañía Madrid 25 Banca Marsans (Sucursal de Madrid) Madrid 26 Banco Popular de León XIII Madrid 27 Banco Cooperativo del Comercio y de la Industria Madrid 28 Soler y Torra Hermanos (Sucursal de Madrid) Madrid 29 D. Santiado Adrados Madrid 30 D. Enrique Morales Ciudad Real 31 Nietos de P. Martín Moreno Ciudad Real 32 Banco Castellano Valladolid 33 Hijo de Arenzana y Compañía Badajoz 34 D. Matías Blanco Cobaleda Salamanca 35 Hijos de clemente Sánchez Cáceres 36 Basilio del Camino y Hermanos Sevilla 37 Hijos de Manuel Rodríguez Acosta Granada 38 Aramburu Hermanos Cádiz 39 Pedro López e Hijos Córdoba 40 Nicolás Dehesa y Compañía Sta. Cruz de Tenerife 41 Hijos de José álvarez Fonseca Málaga 42 Viuda de E. Paradinas Ávila 43 Díez, Vergara y Compañía Jerez de la Frontera 44 Montes, sierra e Hijos Sevilla 45 D. Francisco López y López Málaga 46 Banco del Oeste Salamanca 47 Banco de Medina Medina del Campo 29 II. Asociación de bancos y banqueros del Norte de España 48 Banco de Vitoria Vitoria 49 Caja de Ahorros y Monte de Piedad de la ciudad de Vitoria Vitoria 50 Banco Minero Industrial de Asturias Gijón 51 Banco de Gijón Gijón 52 Banco Gijonés de Crédito Gijón 53 Banco de Oviedo Oviedo 54 Banco Asturiano de Industria y Comercio Oviedo 55 Banco Herrero Oviedo 56 Banco de Burgos Burgos 57 Fernández villa Hermanos Burgos 58 Banco de La Coruña La Coruña 59 Sobrinos de José Pastor La Coruña 60 Hijos de Olimpio Pérez Santiago 61 Banco de Vigo Vigo 62 Banco de San Sebastián San Sebastián 63 Banco Guipuzcoano San Sebastián 64 Banco urquijo de Guipúzcoa San Sebastián 65 Brunet y Compañía San Sebastián 66 Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa San Sebastián 67 Caja de Ahorros y Monte de Piedad Municipal de San Sebastián San Sebastián 68 Banco de Tolosa Tolosa 69 Sobrinos de Fernández Llamazares León 70 Banco Riojano Logroño 71 Hijos de Simeón García y Compañía Orense 72 Crédito Navarro Pamplona 73 La Agrícola Pamplona 74 La Vasconia Pamplona 75 Banco de Santander Santander 76 Banco Mercantil Santander 77 Banco de Bilbao Bilbao 78 Banco de Vizcaya Bilbao 79 Banco del Comercio Bilbao 80 Banco Urquijo Vascongado Bilbao 81 Banco Agrícola Comercial Bilbao 82 Banco Vasco Bilbao 83 Banco Hispano Americano Bilbao 84 Crédito de la Unión Minera Bilbao 85 Hernández Mendirichaga y Compañía Bilbao 86 Smith, Horn y Compañía Bilbao 87 Manuel Castellón y Compañía Bilbao 88 Cajas de Ahorro y Monte de Piedad Municipal de Bilbao Bilbao 89 Herrero, riva y Compañía Logroño 90 Banco de Castilla Gijón 91 Isidro Plaza Burgos 92 Narciso Obanza La Coruña 93 Hijos de S. Ulargi Logroño 94 Alberto Roig Haro 95 Moreno y Compañía Calahorra 96 Viuda e Hijos de Carlos de Casas Ribadeo 97 Viuda e Hijos de Juan Fuentes Pérez Orense Nº orden Denominación Domicilio Continuación Tabla 2. Relación de bancos y banqueros adscritos a las Asociaciones bancarias del Centro, del Norte y de Cataluña LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA / PABLO MARTÍN ACEÑA LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 30 98 Eusebio de Azcarreta Bilbao 99 Viuda de S. Lasquíbar y Compañía San Sebastián III. Asociación de Banqueros de Barcelona 100 Sociedad Anónima Arnús-Garí Barcelona 101 Banca López Bru Barcelona 102 Garriga Nogués, Sobrinos (S. en C.) Barcelona 103 Banca Marsans Barcelona 104 Tusquets y Compañía (S. en C.) Barcelona 105 Jover y Compañía Barcelona 106 Hijos de F. Mas sardá Barcelona 107 Hijos de Magín Valls Barcelona 108 Rosés y Compañía Barcelona 109 D. Pedro Mir y Bastús Barcelona 110 Sobrino de Parasols y Compañía Barcelona 111 Nonell Hermanos Barcelona 112 Banca Arnús Barcelona 113 Bancos de préstamos y descuentos Barcelona 114 Banco de Cataluña Barcelona 115 Banco Hispano colonial Barcelona 116 Soler y Torra Hermanos Barcelona 117 Sindicato de Banqueros de Barcelona Barcelona 118 Banco Urquijo Catalán Barcelona 119 Crédito y Docks de Barcelona Barcelona 120 Banco de Bilbao Barcelona 121 Banca López Quesada Barcelona 122 Marcet y Compañía Tarrasa 123 Banco de Tarrasa Tarrasa 124 Banco de Sabadell Sabadell 125 Pons y Valls Sabadell 126 Padro Hermano Manresa 127 Banco de Villanueva Villanueva y Geltrú 128 Banco de Granollers Granollers 129 Hijas de Paciano Amiguet Villafranca del Panadés 130 J. Recorder e Hijos Mataró 131 Banco de Reus de Descuentos y Préstamo Reus 132 Banco de Valls Valls 133 Agencia del Banco de Reus de Descuentos y Préstamo Falset 134 Agencia del Banco de Reus de Descuentos y Préstamo Mora del Ebro 135 Banco Comercial de Tarragona Tarragona 136 Banco de Tortosa Tortosa 137 Dorca y Compañía Olot 138 Banco del Ampurdám San Feliú de Guíxols 139 D.P. Suñer y Ferrer Ripoll 140 Bosch y Codola Casá de la Selva 141 Jubert y Presas Casá de la Selva 142 Banco de Palafrugell Palafrugell 143 D. José Masgrau Bañolas 144 Banco de Aragón Zaragoza 145 Banco de Crédirto de Zaragoza Zaragoza 146 Banco Aragonés de Seguros y Crédito Zaragoza Nº orden Denominación Domicilio Continuación Tabla 2. Relación de bancos y banqueros adscritos a las Asociaciones bancarias del Centro, del Norte y de Cataluña 31 147 Hijos de Felix Ripollés Zaragoza 148 Banco Zaragozano Zaragoza 149 Hijos de Jacinto Martínez Graus 150 D. Miguel Garzarán Teruel 151 Hijos de B. Sanz Teruel 152 Trenor y Compañía Valencia 153 Banco Comercial Español Valencia 154 Banco de Valencia Valencia 155 Juan Guardiola e Hijo Alicante 156 Brotons y Compañía Elche 157 Álvaro Llinares y Compañía Villajoyosa 158 Viuda de Antonio Vicéns Alcoy 159 Viuda de Joaquín Vicent Castellón 160 Crédito Balear Palma de Mallorca 161 Fomento Agrícola de Mallorca Palma de Mallorca 162 Banco de Felanitx Felanitx 163 Banco de Menorca Mahón 164 D. Juan Antonio Gómez Cartagena Nº orden Denominación Domicilio Continuación Tabla 2. Relación de bancos y banqueros adscritos a las Asociaciones bancarias del Centro, del Norte y de Cataluña Fuente: Gaceta de Madrid nº 167 de 16 de junio de 1922. 1914 manejaban un volumen de recursos que representaba un nada desdeñable 20 por ciento del conjunto de los depósitos del sistema. Como entidades de beneficencia las cajas de ahorros engarzaron con la política social del Estado. En 1908 acordaron un programa de colaboración con los objetivos del Instituto Nacional de Previsión para la financiación de casas baratas. Entre 1911 y 1914 celebraron diversas asambleas y conferencias nacionales sobre el ahorro que sirvieron para intensificar la colaboración entre las cajas y los poderes públicos. El aumento y popularidad en el número de entidades consiguió que una proporción creciente del ahorro de las familias se canalizase hacia las cuentas y libretas de estos establecimientos, que aumentaron con ello su peso dentro del sistema financiero español. Después, en tiempos de la Dictadura y de la República el mundo del ahorro experimentó cambios notables. El movimiento de las cajas se institucionalizó, se abrió al asociacionismo y las entidades ampliaron el arco de sus acciones y objetivos. En 1925, en la ciudad de Milán, se reunió el I Congreso Internacional del Ahorro, con participación española, fundándose el Instituto Internacional del Ahorro y acordándose celebrar cada año un Día Universal del Ahorro. Después llegó un momento culminante: la Asamblea General de Cajas de Ahorros y la Asamblea Nacional de Cajas de Ahorros y Previsión reunidas en Madrid en mayo de 1927 donde se acordó fundar una Confederación que agrupara a todas las entidades, de forma que al año siguiente se constituyó, en septiembre de 1928, la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA). LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA / PABLO MARTÍN ACEÑA LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 32 3. Autarquía y status quo Tras la guerra civil, que desarticuló el sistema monetario y bancario a causa de la división del país en dos zonas, fue preciso llevar a cabo la reconstitución del tejido financiero. Esto se hizo con arreglo a los principios que iban a orientar la economía española en las dos siguientes décadas: la autarquía y el intervencionismo. En el ámbito que aquí nos ocupa, el 33 guerra. Se trató de la Orden Ministerio de 19 de octubre de 1939 que establecía la “ineficacia de las autorizaciones concedidas y no utilizadas para usar el nombre de banco y banquero…”, así como “la ineficacia de otras autorizaciones sobre traslados, ampliaciones de capital, modificaciones de la naturaleza jurídica de las empresas, etc”. Con esta norma quedó congelada la evolución natural del sector bancario y sus hipotéticos cambios sometidoa a estricta reglamentación pública. El cuadro legislativo de la postguerra se cerró con la Ley de Ordenación Bancaria de 31 de diciembre de 1946, firmada por el ministro de Hacienda Joaquín Benjumea y cuyo motivo formal fue la terminación del plazo del privilegio de emisión de billetes a favor del Banco de España. En lo esencial, la norma consagró los principios que inspiraron la legislación de la etapa 1939-1942. Se reforzó la intervención del Ministerio de Hacienda en el Banco, no sólo a través del gobernador y del subgobernador, nombrados por el Consejo de Ministros, sino por medio de una reserva de facultades a favor del titular del departamento de Hacienda. Se dispuso también de la participación en el Consejo General del Banco de España de cinco miembros nombrados por el Gobierno, además de representantes de diversas organizaciones corporativas. Además, se reafirmó la división de la política monetaria surgida a raíz de la creación del Instituto Español de Moneda Extranjera en 1939: la vertiente interna quedó enteramente en manos del Ministerio de Hacienda y la gestión monetaria exterior, la política de cambios, continuó encomendada al IEME, dependiente del Ministerio de Comercio. En cuanto a la banca privada, la Ley restableció el Registro de Bancos y Banqueros, determinando que sólo los inscritos podían ejercer el negocio bancario; se estimaban comprendidos los que ostentaban la condición de banco o banquero antes de la guerra civil, si bien debían solicitar una nueva autorización al Ministerio de Hacienda; y los que la obtuviesen del Gobierno, previo informe del CSB (aunque de hecho no iba a obtenerla nadie, puesto que el CBS actuando con el criterio de mantener cerrada la entrada en la profesión no dio paso a ninguna autorización nueva). El intervencionismo se agudizó, hasta el punto de que la práctica totalidad de las operaciones bancarias quedaron sujetas al control de los poderes públicos. Así correspondía al ministro de Hacienda tan amplias atribuciones como fijar el tipo máximo de interés abonable a los depósitos, fijar los tipos de interés y condiciones en las operaciones activas, disponer la forma de establecer y publicar los balances, dictar normas generales de carácter obligatorio sobre reparto de dividendos, disponer la creación de cámaras de compensación. Además, con carácter facultativo el Ministerio de Hacienda podía establecer el capital mínimo de las entidades según la plaza donde operasen, exigir el mantenimiento de una determinada proporción entre el importe de los recursos propios y el conjunto de sus obligaciones y la proporcionalidad entre las distintas clases de créditos, y fijar el límite de los saldos de las cuentas acreedoras a plazo. Otro grupo de disposiciones requerían también la autorización del Ministerio de Hacienda para la modificación del capital social, el acuerdo entre firmas bancarias, el reparto de reservas a los accionistas, la suscripción, compra o canje de acciones o el cruce de participaciones entre bancos y banqueros; también era preceptiva la autorización del Ministerio para la apertura de nuevas oficinas bancarias. LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA / PABLO MARTÍN ACEÑA LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 34 Tras la LOB de 1946 el sistema financiero quedó compuesto por tres tipos de instituciones: banca oficial (Banco de España, Hipotecario de España, Crédito Industrial, Crédito Local, Exterior de España, Sindicato Nacional de Crédito Agrario, Crédito Pesquero, Instituto de Crédito para la Reconstrucción Nacional y la Caja Postal de Ahorros); banca privada (nacional, regional, local, extranjera) y las cajas de ahorros. Aunque el número de bancos se modificó (115, en 1935; 139, en 1950; 109, en 1960 –12 nacionales, 16 regionales, 81 locales, 4 extranjeros), la estructura anterior a la guerra apenas varió, pues las disoluciones o nuevas creaciones afectaron tan sólo a pequeñas entidades de ámbito local. Mayor trascendencia tuvieron las absorciones y fusiones habidas en estos años, tal como se desprende de la Tabla 3: entre 1940 y 1950 registramos 52 y entre esta última fecha y 1960 un total de 38; mediante este procedimiento, los grandes bancos lograron aumentar su tamaño y captar una porción creciente de la cuota de mercado. El otro camino fue la apertura de sucursales que pasaron de 1.903, antes de la guerra, a 2.157 en 1948, y llegaron a 2.647 en 1960; de ellas, casi el 90 por ciento pertenecían a la banca nacional y el 67 por ciento se las repartían las cinco grandes entidades de crédito de aquellos años. De esta forma, la tendencia a la concentración bancaria se agudizó: en 1946 una decena de entidades manejaban el 60 por ciento de los recursos, mientras que en 1960, los cinco grandes más el Santander controlaban casi el 70 por ciento de los activos y pasivos del sector. Por otra parte, a pesar del status quo y del intervencionismo, la banca española consiguió crecer, con lo que el grado de intermediación financiera de la economía aumento de forma notable (el coeficiente activos financieros sobre producto interior bruto se elevó de 94,9 a 122,7 entre 1946 y 1957). Por el contrario, la diversificación del sistema no progresó de la misma manera: el peso de la banca (70 por ciento) se mantuvo muy por encima del peso de cajas de ahorros y de otras instituciones, pocas en número y de escasa sofistificación. Un rasgo de etapas anteriores que tampoco varió fue el carácter mixto de las entidades, sin apenas especialización. La gran mayoría de las entidades compaginaban las operaciones de crédito a corto plazo con el préstamos a largo plazo y mantenimiento de unas inversiones que les llevaban a involucrarse en la gestión y supervisión de las empresas participadas. El intervencionismo y la reglamentación administrativa fue, si cabe, más estricta para las cajas de ahorros, las cuales permanecieron bajo la égida del Ministerio de Trabajo (hasta 1957), que las sometió a una política de inversiones obligatorias, recortando su autonomía como entidades de crédito. También se restringió su ámbito de actuación geográfica, limitándola casi de forma exclusiva a un contorno provincial o como mucho regional. En 1947 un Decreto amplió la regulación sobre las entidades y uniformó sus actividades. Se estrechó su colaboración con el Instituto Nacional de la Vivienda, creado en 1942, y se obligó a las cajas a destinar el 60 por ciento de sus fondos a la adquisición de valores públicos. En este largo período, las actividades de la Obra Social se centraron de forma prioritaria en tres grandes áreas: instituciones sanitarias, centros educativos y construcción de viviendas. No obstante, a pesar de las restricciones legislativas continuó el proceso de creación de nuevas entidades, muchas de ellas surgidas por iniciativa de las diputaciones provinciales. También se registró un llamativo proceso de concentración que afectó a un grupo importantísimo de entidades. A finales de la década 35 Años BHA BEC Central Vizcaya Bilbao Santander Total 1918 1 1 1921 1 1 1922 3 3 1926 1 1 1928 1 1 1929 1 1 1930 1 1 1932 1 1 1933 1 1 1934 1 1 1941 1 3 4 1942 3 3 2 2 10 1943 2 2 1 2 7 1944 3 5 8 1945 1 1 2 1946 1 1 1 3 1947 1 2 4 7 1948 1 2 3 1949 1 1 2 1950 1 1 1951 1 2 3 1952 3 2 2 3 10 1953 1 1 1 3 6 1954 1 1 1956 1 2 3 Tabla 3. Bancos y banqueros absorbidos por los principales institutos de crédito en España Fuente: PRADOS ARRARTE (1958): El sistema bancario español. de los cuarenta, las cajas de ahorros gestionaban el 17 por ciento de los depósitos del sistema, mientras que hacia 1960 esta proporción ascendía ya al 25 por ciento. En 1962, el número de cajas era de 84, con cerca de 3.000 agencias abiertas en todo el territorio nacional. 4. Reforma y reorganización: 1962-1977 La Ley de Bases de Ordenación del Crédito y la Banca de 14 de abril de 1962 cerró el largo período de status quo y abrió una nueva etapa en el proceso de conformación de la industria financiera española. Con esta nueva disposición el Gobierno quedó autorizado a reformar la totalidad del sistema, incluyendo no sólo al Banco de España y la banca privada sino también las normas relativas a las cajas de ahorros, las entidades oficiales de crédito, las de inversión colectiva, las de financiación de venta a largo plazo y las bolsas de valores. LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA / PABLO MARTÍN ACEÑA LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 36 La ley atribuyó la dirección de la política financiera y monetaria al Ministerio de Hacienda, el cual ejercería sus funciones a través de tres órganos asesores y ejecutores: el Banco de España, nacionalizado por Decreto-ley de 7 de junio, el Instituto de Crédito a Medio y Largo Plazo y el Instituto de Crédito de las Cajas de Ahorros. Durante el mismo año 1962 fueron nacionalizados también los bancos oficiales (a excepción del Exterior de España), que, junto con algunos servicios ministeriales, se estructuraron en: Banco de Crédito Industrial, Banco Hipotecario de España, Banco de Crédito Local, Banco de Crédito Agrícola y Banco de Crédito a la Construcción. Posteriormente, por Decreto-ley de 23 de julio de 1963 se completó el sector del crédito oficial con la constitución del Crédito Social Pesquero. Uno de los aspectos más destacados de la nueva normativa fue su propósito de establecer una clara diferenciación entre banca comercial y banca industrial y de negocios. Para lograrlo se reguló la creación de estos últimos, que debían disponer de un capital mínimo de cien millones de pesetas, totalmente desembolsado en efectivo en el momento de su constitución, sin que se admitieran aportaciones no dinerarias. Se introducía como cláusula de garantía de la independencia de las nuevas entidades la prohibición de que otros bancos participaran, en conjunto, en más del cincuenta por ciento de su capital. Igualmente se reguló la creación de nuevos bancos comerciales, requiriéndose autorización previa del Ministerio de Hacienda, a propuesta del Banco de España y previo informe del Consejo Superior Bancario. Los nuevos establecimientos debían tener un capital mínimo de entre diez y cien millones de pesetas, según la plaza de domicilio, enteramente desembolsado en idénticas condiciones que las fijadas para los bancos industriales. A pesar de esta búsqueda de especialización se mantuvo la categoría de banca mixta, aunque limitando sus inversiones a largo plazo y se sometió a autorización expresa del ministro de Hacienda la adquisición de nuevos valores industriales. Los bancos mixtos existentes tuvieron opción a solicitar su clasificación como industriales, lo que hicieron el Urquijo y el Forestal (que cambió su denominación por la de Banco Industrial del Sur), el Banco Hispano Suizo (que pasó a llamarse Banco de Financiación Industrial) y el Banco de Progreso Agrícola (que pasó a llamarse Banco de Progreso). El final del status quo impuesto tras la guerra civil propició la posibilidad de establecer nuevas entidades de crédito. La base séptima de la Ley del 62 señalaba que se darían “mayores facilidades y libertad al acceso a la profesión de banquero y al ejercicio de ésta”. La liberalización no obstante sería controlada por el Ministerio de Hacienda, que fijaría las condiciones de capital mínimo según las plazas y también las condiciones para la apertura de sucursales y agencias con el fin de evitar una excesiva proliferación. Entre 1963 y 1969 se inscriben en el Registro 22 nuevas entidades; en 1972 y 1973 otras cinco y entre 1975 y 1978 siete más; en total 34 bancos; 20 industriales y de negocios, y 14 comerciales. De este modo, de las 101 en 1963 se pasó a 135. Después la llegada de la crisis de finales de los setenta y principios de los ochenta frenó en seco el proceso de creación de nuevas entidades y se produjo el fenómeno inverso: la desaparición de muchas, entre ellas la casi totalidad de las creadas en esta primera fase de liberalización financiera. En cierta medida puede afirmarse que la influencia de los cambios legislativos fue escasa; la eliminación de las barreras de entrada no modificó en esen- 37 cia la estructura financiera del país –excepto que facilitó la expansión de las grandes entidades a través de su expansión vía la apertura de oficinas- ni tampoco la especialización amplió la diversificación financiera que continuó siendo inferior a la de los países más avanzados. Pese al carácter reformador y renovador de ley de 1962, el sistema financiero se mantuvo fuertemente intervenido: las operaciones de activo y pasivo siguieron sometidas a controles y reglamentaciones y el posible desarrollo del sector enmarcado en los denominados “planes de expansión” preparados para cada ejercicio por el Banco de España, que determinaba la capacidad de crecimiento de cada entidad y, mediante una compleja fórmula adjudicaba, el número de oficinas que podían ser abiertas. Se desarrollaron en total nueve planes (el último en 1974), que permitieron la instalación de 2.569 nuevas oficinas, casi tantas como las 2.758 existentes al finalizar el status quo. En agosto de 1974 un decreto estableció por fin el principio de libertad de expansión, lo cual generó que en los siguientes cuatro años se abriesen 5.658 oficinas, hasta que la crisis vino a frenar esta multiplicación exagerada de agencias, con lo que al final de este período y antes de que se inicie la crisis bancaria, la banca española había crecido desde 2.758 oficinas en 1963 hasta 11.095 oficinas en diciembre de 1978. Esta vía fue de hecho uno de los pocos mecanismos de competencia utilizados por los banqueros españoles de la época. Aunque la normativa de 1962 cumplió algunos de sus objetivos, quedó pendiente en todo caso una verdadera modernización de la estructura financiera, la cual se inició con una batería de disposiciones adoptadas en el verano de 1974. En esa fecha se pusieron en vigor una serie de medidas que introducían una liberalización creciente del sistema y tendían hacia una mayor homogeneización legal de las instituciones, eliminando compartimentos estancos. Entre las novedades cabe destacar, la mayor flexibilidad para la creación de cajas de ahorros, las nuevas posibilidades para captar recursos mediante certificados de depósito, la liberalización de intereses bancarios a largo plazo y la generalización de los coeficientes de garantía, caja e inversión. Modificaciones posteriores tendieron a profundizar y ampliar las líneas rectoras de la reforma de 1974. En este sentido, la actuación de las autoridades económicas respondió a una triple finalidad que se señaló en los Pactos de la Moncloa de 1977: el refuerzo de los instrumentos de la política monetaria al objeto de hacer más eficiente su futura utilización, la aproximación de los tipos de interés a las condiciones de un mercado libre como requisito esencial de una mayor eficiencia en el funcionamiento de los mercados financieros y, finalmente, la modificación de las características estructurales y de funcionamiento de las instituciones financieras. En relación con esto último, debe recordarse que en el campo de funcionamiento, estructura y organización de las entidades y de los mercados financieros se procuró reducir una serie de coeficientes legales cuyo objeto fue inducir una demanda artificial para una serie de activos financieros, públicos y privados, en las instituciones bancarias. Las actuaciones básicas consistieron en la reducción del coeficiente de fondos públicos y de créditos especiales de las cajas de ahorros y en la reducción del de créditos especiales de la banca privada, estableciendo calendarios para que éstas fueran graduales. Por otra parte, se autorizó a las cajas de ahorros a efectuar toda clase de operaciones y, en especial, a descontar letras y LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA / PABLO MARTÍN ACEÑA LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 38 realizar operaciones comerciales en divisas, regulándose los órganos de gobierno de estas entidades. Igualmente se introdujeron importantes modificaciones en el funcionamiento de las cooperativas, fijando requisitos mínimos y determinados coeficientes. De hecho, la modernización de las cajas de ahorro arrancó con la reforma que se emprendió en el año 1977. Las cajas adquirieron la consideración plena de entidades de ahorro, se avanzó en la organización y funcionamiento interno, se modificaron sus órganos de gobierno, buscando democratizar su representación y profesionalizar la gestión, y se estimuló la fusión entre cajas para fortalecer su estructura y capacidad de acción. El número de cajas de ahorros pasó de 84 en 1962 a 74 en 1990, y como el proceso continuó de manera intensa en la décadas de los noventa se llegó a la actual situación en la que existen un total de 46 cajas de ahorros. En fin, desde 1977 y con sucesivos decretos y ordenes ministeriales se ha ido produciendo una liberalización de sus actividades, una mayor autonomía de su gestión y una menor dependencia del Estado. El resultado ha sido una expansión de sus actividades financieras y un aumento más que sobresaliente de su cuota de mercado, de tal forma que hoy las cajas de ahorros gestionan la mitad de los depósitos del sistema financiero español. 5. La crisis financiera de 1977 a 1985: epílogo para una época de crecimiento A la conformación de la actual industria bancaria española también contribuyó sin duda la profunda crisis que afectó al conjunto del sistema entre los años 1977 y 1985. De los 110 bancos que operaban en el país a 31 de diciembre de 1977, la crisis afectó, en mayor o menor grado, a 56 bancos y a 23 empresas bancarias. Esto es, alcanzó al 52 por ciento de las entidades bancarias españolas y a más del 27 por ciento del ahorro, con un coste asociado que llegó al 15 por ciento del PIB de aquellos años. Del total de los bancos afectados, una veintena eran entidades creadas entre 1963 y 1979. La Tabla 4 recoge las instituciones afectadas por la crisis, la fecha en la que afloraron las dificultades, el volumen de recursos implicados, el numero de oficinas y la plantilla. Estos datos permiten conocer la envergadura individual de los problemas al tiempo que se percibe la dimensión global de los mismos. Al principio la crisis afectó a bancos pequeños y medianos, pero de 1981 en adelante ya se hizo notar en entidades de mucho mayor tamaño como Catalana, Rumasa y el Urquijo. Las causas de las dificultades fueron múltiples, combinándose elementos exógenos y endógenos al propio sistema financiero. Entre los primeros aparece la crisis industrial surgida desde principios de la década de los setenta que condujo a muchas empresas a la quiebra, con el consiguiente aumento de la morosidad y el deterioro de su cartera de inversiones y de préstamos; y también la inflación que redujo el valor real de los créditos y préstamos. Entre los factores internos cabe incluir los efectos perniciosos derivados de la expansión bancaria incontrolada que propició la legislación de 1962, fundándose entidades poco eficientes, dirigidas por gestores poco experimentados, con falta de profesionalidad y, en algunos casos, adop- 39 Navarra 12-77 1.808 16.725 59 820 Cantábrico 1-78 908 10.167 19 303 Meridional 3-78 1.651 8.305 9 134 Valladolid 11-78 2.648 24.189 33 720 Granada 12-78 3.275 40.687 46 832 Crédito Co. 12-78 1.051 5.674 15 194 Asturias 5-79 1.070 12.008 30 346 López Ques. 3-80 3.187 32.657 44 833 Pro de Neg 3-80 1.728 17.092 17 271 Cat de Des 4-80 3.445 45.585 35 445 Madrid 4-80 6.644 97.464 121 2.397 Ind. Medit 6-80 2.653 46.231 35 694 Occidental 6-81 7.658 103.670 117 1.653 Comer. Occ. 6-81 2.305 11.815 3 27 Descuento 10-81 2.632 23.133 26 343 Pirineos 10-81 1.453 7.718 5 120 Unión 2-82 11.350 168.755 116 1.585 Pret. y Ah. 3-82 2.307 20.320 7 157 Mas Sardá 3-82 3.795 63.084 247 3.394 Levante 9-82 4.331 77.234 36 857 Catalana 10-82 10.956 236.124 85 1.200 Ind. De Cat. 10-82 8.996 102.595 45 865 Ind. Medit. 10-82 3.653 45.486 37 651 Barcelona 10-82 887 10.914 21 299 Gerona 10-82 435 1.586 2 31 Alicante 10-82 2.410 26.364 50 687 Crédito Inv. 10-82 2.417 45.277 78 1.035 Simeón 12-83 3.469 44.703 33 643 Finanzas 9-85 5.903 35.582 6 144 Urquijo Un 12-84 23.342 567.377 167 3.300 Subtotal 128.367 1.946.232 1.547 24.980 Atlántico 1-83 11.403 223.126 172 3.594 Albacete 1-83 743 15.000 29 198 Alicantino C. 1-83 697 13.036 22 162 Condal 1-83 2.941 48.123 93 898 Extremadura 1-83 1.577 23.554 91 416 General 1-83 2.040 31.612 49 510 Huelva 1-83 217 2.550 19 67 Ind. Del Sur 1-83 5.553 125.467 132 997 Jerez 1-83 2.045 44.883 74 553 Latino 1-83 1.492 20.823 26 280 Murcia 1-83 977 18.306 54 267 Noroeste 1-83 4.161 58.144 109 859 Tabla 4. La crisis bancaria, 1977-1985 Situación del banco (mill. ptas.) Fecha de la Recursos propios Recursos ajenos Bancos crisis Total Total Nº oficinas Nº plantilla Fuente: ONTIVEROS Y VALERO: “El sistema financiero” (1988). LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA / PABLO MARTÍN ACEÑA LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 40 Norte 1-83 1.955 52.374 59 535 Oeste 1-83 1.346 21.445 68 275 Peninsular 1-83 1.229 26.351 30 467 Sevilla 1-83 1.252 21.856 42 313 Toledo 1-83 542 5.114 20 85 Masaveu 1-83 1.450 9.108 9 179 Expan. Ind. 1-83 1.813 6.866 4 120 Cial. Catal. 1-83 2.114 34.440 53 480 Subtotal 45.547 802.185 1.155 11.201 País 3-80 1.925 952 1 36 Exportación 7-80 607 5.709 15 204 Rural y Med. 5-81 3.657 45.986 75 1.269 Urquijo 12-81 25.624 376.866 53 1.947 Coca 4-78 4.871 111.057 76 2.462 Inter. de Co 7-82 5.415 69.696 50 1.007 Valencia 12-85 8.079 153.721 221 1.596 Garriga No. 12-85 6.283 154.332 33 552 Ibérico 12-77 5.527 105.001 96 3.027 Subtotal 62.033 1.023.320 620 12.100 TOTAL 235.902 3.771.737 3.322 48.381 Peso relativo de la crisis sobre el sistema bancario en porcentaje 27,19 27,14 18,57 27,67 Fuente: ONTIVEROS Y VALERO: “El sistema financiero” (1988). Continuación Tabla 4. La crisis bancaria, 1977-1985 Situación del banco (mill. ptas.) Fecha de la Recursos propios Recursos ajenos Bancos crisis Total Total Nº oficinas Nº plantilla tando conductas temerarias e incurriendo en prácticas ilegales. Además, la crisis afloró cuando el Banco de España carecía de instrumentos legales apropiados y un equipo humano de inspección y control suficientemente capacitado para anticiparse a los problemas y abordarlos con eficiencia. El país tampoco disponía de un marco legal –derecho concursal- adecuado, que hubiese permitdo hacer frente con rapidez a las situaciones de insolvencia. Además de estas razones podemos agregar, para ser exhaustivos, las enumeradas por el propio Fondo de Garantía de Depósitos: a) el incremento de los tipos de interés, especialmente desde 1977, que afectó al coste de financiación de activos no productivos; b) la excesiva competencia en la captación de pasivo por parte de los bancos de recién constitución; c) los elevados gastos de estructura de muchas entidades, con costosas inmovilizaciones superiores a las exigidas por el volumen de negocios; d) el exceso de inversiones arriesgadas y de márgenes financieros generosos; e) la concentración de riesgos; e) la existencia de prácticas contables dolosas, tratando de enmascarar situaciones dudosas, y f) los elevados gastos derivados del mantenimiento en el mercado de las acciones de las propias entidades. 41 Para hacer frente a la crisis se creó en noviembre de 1977 el Fondo de Garantía de Depósitos para dar cobertura a los depósitos de clientes de las entidades con problemas. Poco después, en marzo de 1978, se constituyó Corporación Bancaria SA, una sociedad instrumental para administrar las entidades en crisis intervenidas por el Banco de España. La Corporación, que gestionó el saneamiento de seis entidades, actuó hasta 1980, cuando se dotó de personalidad jurídica al Fondo de Garantía de Depósitos, con lo cual pudo asumir todo tipo de funciones. El procedimiento de actuación fue por lo general similar en todos los casos. Se iniciaba con la compra del paquete mayoritario de acciones del banco en crisis, al precio inicial de una peseta a la resultante de su posterior valoración; tras ellos se nombraba una nueva administración, con directivos procedentes de otros bancos y se procedía al saneamiento de la entidad con la ayuda del Banco de España y a la posterior venta de la entidad por la vía de la subasta pública. El decenio de crisis bancaria dio lugar no sólo al desarrollo de los citados mecanismos institucionales precautorios, sino también a que se intensificara la tendencia -cierta ya desde hace más de cincuenta años- a la absorción, por parte de los cinco grandes bancos privados, de otros de menor importancia, enfrentados a alguna dificultad más o menos transitoria. Los casos más llamativos fueron la compra de Banca Catalana por el Banco de Vizcaya y la del Banco Urquijo por el Hispanoamericano. El nuevo ránking bancario surgido de la crisis es el que aparece en la Tabla 5. En los primeros puestos de la clasificación, con arreglo a los porcentajes de cuota de mercado, encontramos a viejos conocidos como el Central y el Vizcaya, situados a la cabeza en términos de cuota de mercado, seguidos por el Banesto, el Hispano, el Bilbao y el Santander, entidades nacidas hace casi cien años o más; a ellas se las unido otras nuevas como el Popular o March y desde luego dos poderosas instituciones de crédito extranjeras, el Citibank, el BNP y el Barclays. Otro resultado de la crisis fue la formación de distintos grupos bancarios liderados por los principales establecimientos del país. La Tabla 6 recoge este agrupamiento a las entidades anteriormente citadas: Banesto, Central, Hispano, Bilbao, Vizcaya, Santander y también ahora el Popular. En 1985 cuando puede darse por cerrada la crisis bancaria, el sistema financiero español, tras un largo recorrido, se ha transformado de forma radical: frente a la estructura escasamente diversificada de 1900, compuesta por bancos, cajas de ahorros, algunas pocas compañías de seguros y un raquítico Cuota de mercado Núm de oficinas 1 Central 11,6 2.783 2 Vizcaya 11,2 1.718 3 Banesto 10,0 2.689 4 Hispano 10,0 1.693 5 Bilbao 9,5 1.628 6 Santander 8,4 1.477 7 Exterior 7,7 651 8 Popular 6,0 1.596 9 March 1,5 251 10 Citibank 1,3 89 11 BNP 1,1 48 12 Barclays 1,1 77 13 Zaragozano 1,0 244 14 Arabe Español 0,7 32 15 Herrero 0,7 159 Fuente: ONTIVEROS y VALERO: “El sistema financiero” (1988). Tabla 5. Ranking bancario en España en 1986 LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA / PABLO MARTÍN ACEÑA LOS RETOS DE LA INDUSTRIA BANCARIA EN ESPAÑA 42 mercado de valores, en 1986, año del ingreso de España en la entonces Comunidad Económica Europea, encontramos un sector incomparablemente más complejo, con bancos comerciales e industriales, cajas de ahorros, entidades oficiales de crédito, sociedades mediadoras en el mercado de dinero, entidades de financiación de ventas a plazo, cooperativas de crédito, entidades de arrendamiento financiero, entidades de factoring, entidades de financiación, sociedades de garantía recíproca, sociedades de crédito hipotecario, sociedades de inversión, fondos de inversión, entidades de capitalización, compañías de seguros y bolsas de valores. Ciertamente no todos los vestigios de 1900 han desaparecido, pues, como entonces, el sistema financiero sigue girando en torno a esos mismos bancos que, con vocación universal, nacieron a mediados del siglo XIX y principios del XX. Pero en 1986, cuando sonó la hora de la incorporación plena a las instituciones europeas, la industria financiera española estaba más preparada que lo estaba en 1962 o incluso en 1977, antes de la crisis. De hecho, esta última permitió un saneamiento a fondo del sector y facilitó el aumento de tamaño de algunas entidades. Empero, el sistema aún adolecía de algunos problemas importantes: uno de ellos era precisamente de dimensión, pues la de los bancos españoles aún quedaba lejos de la dimensión de los principales establecimientos de Europa, América o Japón. Además, acostumbrados durante muchos años a operar en un entorno regulado y protegido, carecían de la agilidad para operar con desenvoltura en los mercados exteriores. La agenda de reformas y cambios estaba, por tanto, todavía abierta. Será precisamente a partir de 1986, justo al término de nuestro relato, cuando van a sucederse nuevos acontecimientos, como el acelerado proceso de integración en Europa, la apertura de los mercados y la globalización de la economía mundial, que van a empujar las transformaciones registradas por la industria financiera española en los dos ultimos decenios.








LA CONFORMACIÓN HISTÓRICA DE LA INDUSTRIA BANCARIA ESPAÑOLA :  Pablo Martín Aceña.- Artículo copiado en éste enlace de intenet : 
La historia moderna de la banca española comienza en 1856, cuando las Cortes del ..... Banco dePalafrugell ...... mente citadas: Banesto, Central, Hispa-.



1 comentario:

  1. Estimado administrador;

    Agradecerle en primer lugar el gran trabajo que está haciendo para unir y recopilar todos los lazos de esta entidad bancaria.

    Estoy realizando un proyecto de investigación sobre la unión de Banesto y la Exposición Universal de Sevilla 1992, y es por ello que le solicito su colaboración.

    Ruego que se ponga en contacto conmigo al siguiente e-mail: manuelcamacho998@hotmail.com.


    Gracias, quedo a la espera de su respuesta.

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